El camino hacia tí. I

Comencé a trabajar en una ECAI cuando hacía un año que había terminado la carrera de Psicología, acababa de terminar una sustitución por una baja de maternidad en un Centro Social de Base y me encontraba cursando el segundo curso de un máster en Psicología Clínica. Conocí a mi marido dos meses después de incorporarme a este puesto. Una pipiolilla de 24 años!!

Uno de los primeros casos que atendí fue una familia monoparental que adoptó un niño «mayor» en Rumanía. Les valoré en seguimiento post-adoptivo y mi informe, junto con los de otros profesionales, supuso el final de aquella familia. Fue durísimo para mí, venía de casos parecidos con filiación biológica en Servicios Sociales, pero fue un golpe de realidad. Empecé a trabajar con mucha ilusión y desidealicé la adopción en apenas unos meses.

Tuve la mala o la buena suerte, de que viví lo peor al principio, pero la vida siguió. Y con ella llegaron a mí familias increíbles. Durante mi primer año también viví la llegada de la pequeña «T» de Colombia, con tres añitos, a su nueva familia, nada convencional por cierto, también monoparental, con referentes importantísimos y totalmente funcional, con más amor junto del que había visto en mucho tiempo. No es casualidad que aquella pequeña en la que me veía reflejada por su físico, su forma de ser, y por tener una familia diferente, creció feliz. Todavía hoy hecho de menos sus visitas en Navidad, las fotos que me regalaba, que ponía en mi espacio de trabajo y me enseñaban año tras año que existía un camino difícil, pero maravilloso, para convertirse en familia.

Llegaron otros niños y otras familias. Ayer celebrando mi cumpleaños y felicitando a otras personas que cumplen el mismo día recordé el día que llegó una asignación a la oficina, también de Colombia. Habían llegado varias que había que enviar a sus respectivas comunidades autónomas. Solo recuerdo una de aquel montón que llegó. Era un regordete de unos meses, quizá un año, que nació un 10 de Enero, como yo. Creo que es la primera vez que me recuerdo imaginando que vuelo a un país lejano para abrazar por primera vez a mi hij@. Hubo algo en la mirada de aquel niño, quizá en su historia, que me removió algo por dentro. Llegué a verbalizarlo, y la respuesta que encontré fue: «¡Calla! ¡Ni se te ocurra! Lo que tienes que hacer es tenerlos tuyos…» En aquel momento me chirrió aquella frase, imaginaos hoy lo que me hace sentir… (algún día, pronto espero, hablaremos de esto).

No hace falta explicar que la idea de la adopción siguió rondando mi cabeza y mi corazón. Y de alguna manera en aquellos primeros años comencé a decidir cual sería el camino que me llevaría a casa.

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Como sabéis en @desenredandoelhilo vamos a hacer un recorrido por todas las etapas del camino hacia nuestr@s hij@s. Hemos empezado con «LA DECISIÓN». Os esperamos allí con vuestras historias!

4 comentarios en “El camino hacia tí. I

  1. Ese » calla y no digas tonterías» cuanto duele. Nosotros tenemos el apoyo de toda nuestra familia pero es cierto que cuando alguna vez lo planteamos hace tiempo, las respuestas nunca fueron las q esperabas oir. Lo peor de todo es que alguna de ellas cuesta olvidarla.

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    1. Hola Lauri, disculpa, acabo de ver tu mensaje… Qué razón tienes, el peso de las palabras, que se dicen en un segundo y permanecen tanto tiempo… Es díficil entender cuanto pueden doler, ojalá poco a poco todo el mundo lo entienda. Gracias por estar aquí. Un abrazo

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