Durante un tiempo, quizá unos años, fuiste sólo una canción. Una canción que cantaba Pedro Guerra y que eligió tu nombre. Una canción que se llamaba como tú y que incluso hablaba de tí.
Pero todavía tardase un tiempo en nacer. Parece que hasta que no nos decidimos por fin a presentar nuestra solicitud de adopción no tenías que hacerlo. Y menos de un mes después lo hiciste. No lo supimos hasta tres meses más tarde que te vimos en papel por primera vez.
Desde ese momento cinco intensos meses de espera, de miedos, de obstáculos, de una ilusión infinita. Lo que dura un embarazo hasta tenerte en brazos. Y aunque pueda parecer muy poco pasamos mucho…
Pero ahí estabas tú, gordita y feliz, como esperándonos. Para enseñarnos que todos los caminos llevan a casa.